Triturar las galletas y mezclar con la mantequilla derretida hasta que se vea como arena. Presionar y compactar esta mezcla en el fondo de un molde para pastel (23 cm), cubriendo con papel encerado en sus bordes o engrasando. Reservar.
Para el cheesecake
Espolvorear el sobre de grenetina sobre 1/8 de taza de agua fría. Dejar reposar durante unos minutos para que la grenetina absorba el agua.
Batir el queso crema y el azúcar hasta obtener una mezcla suave y sin grumos.
Agregar el puré de calabaza, el azúcar, el extracto de vainilla y las pumpkin spice (canela, nuez moscada, jengibre y clavo de olor). Mezclar bien.
Calentar la grenetina hasta que esté líquida; agregar a la mezcla de queso crema y calabaza. Mezclar bien.
En un tercer tazón, agitar la crema batida hasta que esté firme.
Incorporar la crema batida a la mezcla de queso crema y calabaza. Realizar movimientos suaves y envolventes para mantener la ligereza del relleno.
Verter la mezcla sobre la base de galleta en el molde y alisar la superficie.
Refrigerar el cheesecake toda la noche o al menos cuatro horas, para que esté bien frío y se asiente.
Para el crumble
Mezclar harina, azúcar morena, avena y mantequilla fría en pedazos pequeños. Utilizar las manos o un tenedor, para hacer migajas con la mezcla.
Espolvorear las migajas de crumble sobre una charola de manera extendida.
Hornear a 200°C aproximadamente por diez minutos o hasta que se vea dorado.
Dejar enfriar a temperatura ambiente y agregar por encima del cheesecake ya refrigerado después de dos horas.
Volver a refrigerar durante la noche o al menos cuatro horas. Servir.